Cada vida es un destello único e irrepetible, y la tuya iluminó nuestros corazones durante cinco maravillosos años. La edad y las enfermedades son implacables, te dieron muy poquita tregua… pero conociste el mejor hogar deseado durante tu larga estadía en acogida. Conviviste con tu maravillosa mami de acogida que te ofrecía todo el amor del mundo, sin importar el tiempo que te quedara, aceptando tu enfermedad con valentía y compasión. Pero el destino, cruel e injusto, te negó más tiempo, la enfermedad y la edad te arrebataron más tiempo de felicidad.
Neri, tu presencia era un bálsamo para el alma, tu mirada, profunda y conmovedora, nos invitaba a protegerte, a amarte sin reservas. Y tú respondías a cada muestra de afecto con gratitud y dulzura. En Cuencanimal, descubriste el respeto y la paciencia, el cariño sincero de nuestro voluntariado, que te arroparon con amor y esperanza.
Te queremos, Neri, con todo nuestro corazón. Tu recuerdo, imborrable, habita en cada rincón de Cuencanimal, un vacío que jamás podremos llenar. Vuela alto, pequeña alma, descansa en paz.
