Un privilegio, este peque es un regalo para Cuencanimal, nos demuestra día a día porque existimos, porque nuestra protectora hace lo que hace, ver su fuerza, sus ganas de vivir, su agradecimiento y nobleza en la relación con las personas, su determinación en vencer sus temores, no tiene precio, este es nuestro regalo, nuestra recompensa. Dilan se ha dejado cuidar, puso su vida en nuestras manos y ver el ser tan maravilloso que es y ponernos en su piel a la hora de su sufrimiento, esa empatía nos duele, pero a la vez no perdemos la esperanza porque la recompensa es indescriptible. Verlo saludar a los voluntarios por las mañanas, con esa temerosidad que está deseando vencer, acariciarlo es una delicia, procuramos poner toda la ternura posible, ver cómo se anima a dejarse atender con cuidados y atenciones es maravilloso, qué preciosidad, que generosidad, que gran compañero. Dilan se merece lo mejor, ahora su familia es el refugio y no es consciente de lo bien que va a estar en un hogar amado el resto de su vida, aquí le estamos enseñando el lado amble de la vida, el respeto y la paciencia con él no nos faltan, aun hay que darle un poco de tiempo y ser prudentes, no olvidamos que ha sufrido muchísimo. Le gustan muchos los juguetes, a veces demasiado, también le gusta mucho comer, es alimentado bajo vigilancia, pasea perfecto con la correa, acompaña perfectamente. Sin problemas de relación con los compañeros, es un cielo, solo vigilamos a la hora de comer, pero sin conflictos bajo supervisión. Con las personas necesita un poco de tempo, no huye, no tiembla, pero necesita estar tranquilo, pensárselo y poco a poco acercarse, día a día mejora mucho.

Historia: Al encontrarlo, tras el aviso que nos dieron, pensábamos que era tarde, parecía cadáver, en una acequia maloliente, lleno de parásitos, extrema delgadez, el cuerpo helado... pero respiraba! Rápidamente se trasladó al veterinario, el pronostico no era bueno, 34º (lo normal son 38,5), deshidratado/desnutrido, bajo peso extremo, comido por los parásitos, sin poder encontrar una vena para poner una vía, los valores analíticos disparados (el hígado sobre todo fatal). Pero Dilan quería vivir, hacía por comer y nos esperanzaba porque era la única buena señal que mostraba. No podemos ni imaginar lo que debió pasar hasta encontrarse en el estado que se rescató, sabemos que eso no era un “accidente”, un atropello pasa en un segundo, pero Dilan sufrió muchísimos días para llegar a encontrarse en ese estado tan severo de inanición y abandono, y no nos creemos que nadie lo hubiera visto hasta que se arrastro a la acequia a dejarse morir, NO NOS LO CREEMOS!